Medicina Homeopática
La Homeopatía y la Homotoxicología, para quien no las conozca, son dos métodos terapéuticos que se basan en administrar pequeñas dosis de sustancias medicamentosas, de origen animal, vegetal o mineral, para activar las propias defensas de nuestro organismo y llegar suavemente a la mejoría o curación de las enfermedades. Se administran no sólo en función de un síntoma o una enfermedad, sino también por el conjunto de síntomas físicos y psicológicos que presenta un individuo.
En ambas terapéuticas, se admite que las personas se pueden agrupar en clasificaciones de modelos sintomáticos cuerpo-mente, sensibles a un remedio homeopático concreto. El equilibrio siempre será físico y mental.
De hecho, la constitución no cambia. Está determinada por la herencia y dibujada por la estructura muscular y ósea. El temperamento es el elemento diferenciador entre dos sujetos que presentan la misma constitución. En definitiva, el biotipo o conjunto de signos característicos de una persona está compuesto por la morfología exterior o constitución, y la morfología interior o temperamento.
Diferencia entre Homeopatía y Homotoxicología
La diferencia entre la Homeopatía y la Homotoxicología está en las diluciones de las sustancias medicamentosas. En el caso de la Homeopatía, cada remedio se diluye por encima de 10 elevado a -23 -número de avogrado- y, por tanto, el mecanismo de acción del fármaco no será a través de una reacción química en los tejidos, puesto que a nivel molecular no existe ya sustancia. Por el contrario, la Homotoxicología -puente entre la Alopatía y la Homeopatía-, utiliza pequeñas dosis de estas mismas sustancias, unidas en sinergia para potenciar la función de un determinado sistema u órgano, porciones con un rastro pequeño de la sustancia original, no infinitesimales, que nos permiten conseguir a nivel de los tejidos una reacción moduladora y no supresora de la inflamación, infección u otra función que queramos activar, pero siempre a través de cambios en el ecosistema pericelular o Sistema Básico de Pischinger.
Homeopatía y Homotoxicología se diferencian, también, en la forma de administrar los medicamentos. Mientras los homeopáticos se presenta, habitualmente, en gotas, gránulos o comprimidos, y la vía de utilización es oral; los antihomotóxicos se presentan en fórmulas de varios fármacos homeopáticos que trabajan en el mismo sentido, pero que en sinergia potencian su acción. Sus tres formatos más comunes: inyectable, para problemas agudos y cuando la fuerza vital está muy disminuida; en fórmulas, para la Mesoterapia de tejidos con diferentes problemas y que podemos modificar in situ -celulitis, obesidad, rejuvenecimiento cutáneo, dolores locales, etc.-; o en gotas o comprimidos, para su administración oral.
Diferencia entre la medicina tradicional y la medicina homeopática
En la Medicina Occidental se recogen los síntomas y signos actuales junto con los antecedentes personales y familiares de un paciente. Hasta aquí, se podría decir que es igual que en Homeopatía, pero sólo con matices. Para la Medicina con Homeopatía, tanto o más que estos datos, son importantes las emociones y las sensaciones presentes y pasadas del paciente, así como las modalidades de mejoría o empeoramiento según qué, dónde y cómo.
Sabemos que, en muchos casos, hay un agente causal común en una enfermedad, si bien como médicos homeópatas somos conscientes de que el desarrollo de la misma y, probablemente, el pronóstico será diferente según sus hábitos de vida, su temperamento y su relación con la enfermedad -le irrita, le deprime, le angustia o, por el contrario, no le aparta de su actividad normal aún siendo una enfermedad grave-. Para nosotros es importante conocer y estudiar las sensibilidades, aversiones y deseos de cada paciente, lo que llamamos ‘modalidades’, porque nos ayudan a seleccionar con mejor criterio el remedio más eficiente para recuperar un estado de salud completo.
El médico homeópata
Como cualquier otro médico, los homeópatas, al estudiar a un paciente, tenemos en cuenta la causa de la enfermedad -infección vírica, bacteriana, autoinmune, secundaria a medicamentos, etc.-. Pero para nosotros, igual o más importante, es averiguar o diagnosticar porqué, en este preciso momento, se contrae o se manifiesta la enfermedad, cómo es su tipología, terreno o constitución y, al mismo tiempo, la forma o manera de manifestarla y vivirla por cada paciente.
En la medicina tradicional, muchas veces, se trata el último síntoma por el que el paciente acude a la consulta. En ocasiones, puede ser algo banal, pero en otras olvidamos que puede ser una señal de alarma, el pico de un iceberg, surgida después de mucho tiempo de pequeños trastornos emocionales y/o físicos que se han ido acumulando de forma callada, sin dar síntomas evidentes de enfermedad. Si sólo tratamos el síntoma y lo hacemos desaparecer, lo habremos curado temporalmente y la enfermedad real, antes o después, volverá, porque al suprimir únicamente el síntoma, la alerta, dejamos que siga profundizando o cronificándose la enfermedad.
Podríamos decir que la Medicina Occidental actual trata, cada día, con mayor especificidad, por eso, en la mayoría de los casos, se busca ‘parcelar’ al paciente y cada especialista prescribe o trata sin ver el conjunto. En la Medicina con Homeopatía, es todo lo contrario, nos alejamos de lo específico para ver la globalidad y siempre trabajar sobre el conjunto del ser humano.
La homeopatía ¿lo cura todo?
Los médicos homeópatas no somos omnipotentes. Cada homeópata decidirá, en cada momento y en función de su conocimiento, la gravedad de la enfermedad y la capacidad o fuerza vital del paciente.
Como cualquier otro médico, nuestra voluntad será siempre curar, ayudar a esa fuerza vital del enfermo a recomponerse en la medida de lo posible, utilizando fármacos homeopáticos, y/o complementos de la micro y macro nutrición. Y es que, en algunos casos, se hace necesaria la colaboración con otras especialidades para ayudar al paciente.
Será la gravedad y el motivo de la consulta lo que determine la necesidad o no de tratar al paciente sólo con Homeopatía o con otros fármacos y en algunos casos, por supuesto, si es o no necesario la intervención quirúrgica. La Homeopatía siempre permite integrar y tratar en su globalidad al paciente y evita, en muchos casos, el enquistamiento de muchas enfermedades llamadas crónicas.